Transformar la Crítica Interna en Mentor Interior. Gill Hall

Cuando empecé a recibir clientes de Shiatsu en nuestra casa nueva, que aún estaba sin acabar y al final de un camino de tierra lleno de baches, di renda suelta a mi crítica interna. De repente dejé de ver la belleza de la casa de nuestros sueños, hecha con nuestras manos y solo oía los trenes pasar a lo lejos y no el canto de los pájaros en la puerta. Hasta que una clienta comentó hace unos años cómo la catedral de telaraña en la ventana de arriba reflejaba una luz preciosa que entra en esa parte de la casa a las 4 de la tarde en otoño. Desde entonces, mi casa forma una parte importante de la experiencia de una sesión de Shiatsu o Seiki conmigo.

Kishi, mi profesor,  hablaba de la importancia del Keiko, de la repetición y la práctica para integrar y comprender. Usaba la palabra en Japonés y eso siempre me ha intrigado. Mi formación en traducción se activó y me abrió la curiosidad de saber por qué no usaba la palabra “práctica” en inglés. Ilustraba el significado de Keiko con el ejemplo de las Katas, asimilándolas a las secuencias que aprendemos cuando empezamos la formación de Shiatsu. La repetición de estas secuencias hace que tengas una base desde donde partir y un marco para integrar la técnica. Por tanto, esta repetición hace que integres la técnica y te da el espacio para encontrar tu propio estilo de aplicarla. No se trata de imitar al maestro o de tratar de “hacer lo correcto”, sino de encontrar tu expresión personal en el Arte del Shiatsu. Desde esta comprensión, mi crítica interna que me decía que siempre cometía errores en mi trabajo se fue acallando hasta que definitivamente dejé la parafernalia japonesa y el uniforme oriental. En la misma época, una colega de Shiatsu me regaló una vaca vestida de kimono en postura de meditación. Así que quité el buda y puse la vaca. Me pega mucho más. Eso fue el inicio de mi comprensión de la importancia que mi práctica se auténtica.

Cuando explicamos técnicas de Shiatsu en la escuela Ameba, somos conscientes de que lo hacemos parecer fácil. Cuando mostramos algo nuevo, hacemos un par de demostraciones con dos formadoras diferentes con la intención de dar espacio para que las estudiantes pueden apropiarse de las técnicas. Además, les aporta más información para evitar hacer una simple copia de lo que han visto. Y antes de enseñarles a poner la mano hacemos nuestra primera práctica de sentarse al lado de la compañera y respirar a la vez que miramos cómo respira ella. Es un momento de sentir lo grande que es tocar a alguien desde tu esencia, que al fin y al cabo es tu Hara. Y más tarde en la formación se aprende a interpretar la información sensorial, intelectual, motora, así como los canales y el diagnóstico. El reto es seguir siendo tú misma/o y no un meme de maestro de Shiatsu. Cosa que es harto difícil en la cultura de la perfección en la que vivimos.

En el viaje para llegar a ser Shiatsushi hay mucho autoconocimiento, con sus celebraciones y sus crisis. Así llegamos a distinguir los límites cuando entramos en el campo de Ki que compartimos con las clientes. Es decir, sabemos qué es de quién y cuál es nuestra resonancia. Lo que me interesa, en mi rol de formadora cuando acompaño a las estudiantes en la auto indagación, es que reconozcan las habilidades y talentos de cada una y cómo podemos convertirlas en Meta-habilidades.

Las Meta-habilidades son habilidades nuestras, que podemos aprovechar para acompañar a nuestros clientes. Ser Meta y no simples habilidades quiere decir que las reconocemos y las usamos conscientemente, de la manera y en el momento adecuados. Entre las muchas posibles habilidades aplicables al Shiatsu están: la compasión, la escucha, la propiocepción, la mente de principiante, inteligencia emocional, la empatía y tantas más. Y no pasa nada si tus habilidades más destacadas no están en la típica lista, o si te “falta” alguna de las “importantes”. Por ejemplo, si te cuesta la empatía con alguna clienta, se te va a notar aunque trates de ocultarlo. Por ello, es mejor enfocarnos en las que destacas. Es decir, si lo tuyo es una visión creativa que te permite sentir el Ki a través de imágenes que crean un cuadro de la naturaleza en tu cabeza, queremos resaltar este talento y apoyarte para usarlo cuando interactúas en este campo de Ki que creas con tus clientes. Se va fomentando la confianza en ti misma/o con esta consciencia de lo que haces con facilidad y forma parte de tu ser, en vez de intentar integrar la maestría de otra.

Hace poco escuché un podcast con Patricia Stark. Hablaba de su libro Calmfidence (se podría traducir como calmafianza). Me encantó el concepto. Ella hablaba de su trabajo, de lo que puedes proyectar presentando proyectos en congresos de cientos de personas desde la confianza interna más que solo desde la confianza en tu conocimiento. De cómo un número de personas tan grande recibe cualquier información desde un lugar menos crítico y más abierto si la persona habla desde una manera claramente segura. Me conecta con esta persona que sabe lo que sabe y de lo que es capaz, y se ve segura en su cuerpo.

Tenemos retos a veces poco visibles en nuestra profesión. Estamos en un contexto de cuidados que compartimos con muchas profesiones muy distintas: desde las profesiones de bienestar, con su proyección del cuerpo sano y bello, a las profesiones de la salud convencional con sus expertos sabios y sus diagnósticos y sus tratamientos. Así, nunca sabemos qué expectativas pueden traer las personas que se tumban en el futón. Además, si nos dejáramos afectar por dichas expectativas en una primera sesión nos podría dificultar o limitar el alcance de la sesión. Sin embargo, habitar tu cuerpo, con consciencia de tus habilidades individuales es una invitación a tu cliente a hacer lo mismo. La sanación en inglés, mi lengua materna, es Healing, que quiere decir hacer entero o completo. Sostengo esto en mi sistema de creencias con referencia a la salud. Ser consciente de los recursos propios y tener acceso a ellos es una vía hacia la homeostasis y gestión de la salud integral, tanto física, como emocional, mental y espiritual. Es volver a tu naturaleza y ser tú, aunque sea a momentos. De esta manera puedes dejar de reaccionar continuamente, sea a los traumas, la crítica interna o las expectativas externas y nos deja simplemente estar.

El feedback de varias de mis clientes después de una sesión es como de haber estado mirando en un espejo. Me llama la atención que varias personas coincidan en este comentario y me hace reflexionar. Al inicio, pensaba que sería por mi actitud de no juzgar, o de no querer ser yo quien movilizara el Ki en las sesiones. Ahora, con la experiencia de unos años, creo que también tiene que ver esta calmafianza, el ejercicio de reconocerme cómo soy, que invita a mis clientes a reconocerse también. Creo que el aprendizaje de cómo sostener el espejo para nuestros clientes es muy personal.

Una de mis meta-habilidades es ser muy cuenta-cuentos, así que voy a cerrar con una historia. Hace años estuve en una tutoría con un estudiante que terminaba su primer año de la formación de Shiatsu. Es una persona impecable, cariñoso y pendiente de las demás. Un cuidador. Fue un momento de búsqueda en su vida y había conocido el Shiatsu por un familiar, que tenía un profesor muy clásico y sabio que vestía siempre muy planchado. Me confesó que cuando llegó el viernes de su primer fin de semana de clase y aparecí yo, vestida de colorines, tan grande y me puse a hacer gracias y juegos para hacer grupo, él se preguntó dónde se había metido. Al salir el domingo me dijo que se había dado cuenta de que había encontrado su profesora. Menos mal que el formato de la formación es intensivo y da tiempo a ir más allá de las primeras impresiones.

Escuchamos mucho que es importante silenciar nuestra crítica interna, pero es como enviar a la niña que alborota al rincón. No crece ni aprende si no le prestamos atención para aprovechar toda su energía y evolucionar. Transformar la Crítica Interna en Mentor Interior es un camino hacia la confianza en ti, en ser como eres.

Eres la única persona que puede hacer lo que haces de la manera en que lo haces.

Tenemos las dos voces, de crítica y mentora y pueden autoregularse si eres capaz de darles el espacio que necesitan ocupar.

Nadie puede tocar como tú lo haces cuando pones tu sello personal y empleas tus habilidades y talentos personales.